viernes, 6 de agosto de 2010

La escolopendromorfa que se atrevió a entrar en mis dominios ó, "Asustándome en la mañana y muriendo por la noche"

El jueves 5 de agosto del año 2010, en una hermosa y aburrida mañana en mis vacaciones, me dispongo a acompañar a mi padre al banco.

Con las cosas listas, cierro mi computador, tomo mi maletín, lo subo a la cama y luego, lo veo.

Esos anillos y esas patas que hacían un extraño sonido, casi mecánico al moverse.



Lo único que hice, fue gritar "¡Oh por Dios qué es eso!" y salí de mi habitación para mostrarle mi hallazgo a mi padre, para cuando voy saliendo de mi cuarto, él sale del suyo y me pregunta "¿Qué tienes?" y solamente contesto "Hay un ciempiés en mi cuarto", cuando mi padre entra a la habitación, el ciempiés se escabulle y tras diez minutos de no encontrarlo, decidimos marcharnos, no sin antes llenar de insecticida mi habitación, para así, esperando que cuando volviese de la calle, encontrase el cadáver inerte de la alimaña.

Al volver a mi casa, saqué todo de mi cuarto, lancé mis peluches al suelo, arrojé las cobijas al piso, hice todo por hallar su cuerpo, pero no tuve éxito.

En la noche, mi padre me dijo que no haríamos ejercicio, y me quedé en mi cama viendo Los Simpson, y cuando me cansé, entonces me dispuse a dormir.
Apagué la luz, me dirigí hacia mi cama, y luego cuando me iba a acostar, me dije a mi mismo "Ve por la escopeta" y entonces me paré, prendí la luz de nuevo, fui por la escopeta, la tomé mientras pensaba "Ese desgraciado aparecerá en cualquier momento" y al volverme a mi cama, ahí estaba.

Sobre mi cama, en el short que uso para hacer ejercicio, se desplazaba lentamente y yo pensé "WHAT THE FUCK".
Arrojé el short contra la pared y con la escopeta le apunté desde donde me encontraba.

Lentamente me fui acercando al short y cuando llegué hasta el, lo moví rápidamente para ver donde se encontraba la víctima.

El ciempiés salió corriendo hacia ningún lugar, yo creo que estaba confundido por lo que pasaba, y entonces le disparé.

Un primer impacto dio en su cuerpo y con el, destruyendo una parte de su exoesqueleto que está a muy poco de su cabeza.

La cosa esa empezó a emanar un liquido verde oscuro y se retorcía en el suelo, entonces me acerqué y, al grito de "Te veré en el infierno hijo de perra" le volé la mitad de la mandíbula.



Cuando la intenté agarrar y vi que aún se movía, fui por el insecticida y la bañé en el.

Su cuerpo lleno de patas agonizaba y se revolcaba bruscamente, hasta que por fin, murió.



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2 comentarios:

Argel dijo...

Vaya, no queda nada más que hacer, excepto felicitarte por tu puntería. Aunque me queda la duda si son venenosos realmente, pero bueno definitvamente no me gustaría sentir una de esas cosas caminando por mi piel. Creo que precisamente eso es una de las cosas por las que agradezco vivir en un clima frío, casi no hay insectos. En Poza Rica, zona tropical abundan insectos pero es muy raro encontrarse con uno venenoso, aunque eso no significa que sean desagradables, jejeje.

Aisling dijo...

Si no fuera por mi propio sadismo a la hora de enfrentar a las cucarachas, que, esas sí, no tienen nada de venenosas, diría que pobrecito ciempiés o blah blah blah. Pero gracias a Dios no estoy libre de pecado.

La pregunta sería: ¿cómo fue que aguantó eso un cuarto rociado de insecticida? Para que vean que no todos los mutantes están en Marvel.

Un saludo y espero regresar como es debido por estos lares de la blogósfera. :>

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