¿Alguna vez has escuchado el eco de aquellos cuyas voces se perdieron en el silencio?
El eco de aquellas lágrimas que sin más, cayeron lentamente para limpiar el dolor que causa la pérdida de la fe, que, cual lluvia en una tarde gris, cubrieron sus rostros y sus miradas, volviéndolas sólo el eco de aquella soledad que aquejaba nuestro pensamiento...
Alguna vez entre risas has descubierto aquel pesar que se oculta tras una sonrisa y que se intenta extraviar en lo más profundo de nuestros recuerdos, hasta que el desgaste que nos ocasiona el tiempo, lo vuelva sólo un eco...
Alguna vez, has sentido en tu memoria, el cálido beso de mis palabras y la tierna mirada que furtivamente se cruzó mientras te decía dulces palabras de amor, palabras que nos alejaban de todo y hundía en la memoria la idea de que alguna vez, estuvimos solos...
Eco que hoy se hace lúcido y regresa claro cual la primera vez que lo escuché, y aunque nadie mire a través de los cielos o de mi ventana, aunque nada se pueda ver en medio de la oscuridad, el eco de aquellos cuyos lamentos gritaron en la rivera plutónica, hoy regresan, porque un eco es la huella suficiente para entender lo que somos...
Somos eco, de nuestros padres, nuestra historia y somos voz, de lo que nos rodea.
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El eco de aquellas lágrimas que sin más, cayeron lentamente para limpiar el dolor que causa la pérdida de la fe, que, cual lluvia en una tarde gris, cubrieron sus rostros y sus miradas, volviéndolas sólo el eco de aquella soledad que aquejaba nuestro pensamiento...
Alguna vez entre risas has descubierto aquel pesar que se oculta tras una sonrisa y que se intenta extraviar en lo más profundo de nuestros recuerdos, hasta que el desgaste que nos ocasiona el tiempo, lo vuelva sólo un eco...
Alguna vez, has sentido en tu memoria, el cálido beso de mis palabras y la tierna mirada que furtivamente se cruzó mientras te decía dulces palabras de amor, palabras que nos alejaban de todo y hundía en la memoria la idea de que alguna vez, estuvimos solos...
Eco que hoy se hace lúcido y regresa claro cual la primera vez que lo escuché, y aunque nadie mire a través de los cielos o de mi ventana, aunque nada se pueda ver en medio de la oscuridad, el eco de aquellos cuyos lamentos gritaron en la rivera plutónica, hoy regresan, porque un eco es la huella suficiente para entender lo que somos...
Somos eco, de nuestros padres, nuestra historia y somos voz, de lo que nos rodea.
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